Regresa el recorrido por la fábrica de cervezas más emblemática de El Salvador

¿Alguna vez te has preguntado cómo nace tu cerveza favorita? Ahora podés descubrirlo en el Tour Cervecero de La Constancia, que vuelve a abrir al público con un recorrido lleno de historia, sabor y curiosidades que solo se viven desde adentro.

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Sobre la Avenida Independencia, justo donde el centro histórico de San Salvador empieza a mezclarse con la memoria industrial de la ciudad, hay una planta que ha resistido terremotos, guerras y pandemias. Una planta donde, desde hace casi un siglo, se cuece una parte esencial de la historia salvadoreña. La cerveza.

Hoy, ese corazón cervecero vuelve a abrirse. La Constancia ha relanzado su Tour Cervecero, una experiencia sensorial y educativa que permite a los salvadoreños entrar en el mundo que existe detrás de cada sorbo de Pilsener, Golden o Golden Extra. “Durante la pandemia tuvimos que suspenderlo, pero hoy hemos puesto nuestra casa más bonita que nunca”, dijo Carol Colorado, directora legal y de asuntos corporativos de La Constancia. “Queremos que todos vengan a conocer el proceso productivo de sus marcas favoritas”, agregó.

El recorrido empieza donde empieza también una parte de la memoria colectiva de la ciudad. El Bar Lutecia. Allí, en ese pequeño museo de nostalgia y cerveza, hay piezas que hablan sobre el paso del tiempo. La campana Lauter, forjada en cobre y bronce, cuenta cómo se cocía la malta en tiempos donde todo era artesanal. El rótulo original del antiguo bar, aquel que colgaba junto al Parque Morazán, brilla ahora para recibir a los nuevos visitantes como un faro de otros días. Y en una vitrina especial, las etiquetas y botellas de Pilsener narran, año tras año, la evolución de una bebida que ha acompañado las celebraciones de generaciones.

La línea 2 de la planta de La Constancia llena 32,500 latas por hora. Aquí se envasan las versiones en lata de Pilsener, Golden y Golden Extra, en un ritmo constante que da vida a algunas de las cervezas más populares del país. Foto: Mediana.
¿Qué incluye el Tour Cervecero de La Constancia?

Pero el verdadero viaje comienza más allá del bar, entre tanques y cintas transportadoras, donde el olor a lúpulo y malta inunda el aire. Javier Benavides, gerente de reputación y sostenibilidad, explica que la idea es que los visitantes no solo vean, sino que toquen, huelan y degusten. “Podrán conocer la malta, oler el lúpulo, ver qué es la levadura. Y luego probar el mosto, la cerveza sin filtrar, y terminar con una degustación final en el Bar Lutecia”, dice con el entusiasmo.

David Orellana, guía industrial de la planta, es el encargado de traducir la alquimia en lenguaje sencillo. Explica que todo empieza con el cocimiento, donde el agua se mezcla con la malta para crear el mosto, ese líquido dorado que aún no es cerveza, pero que ya contiene su promesa. Luego viene la fermentación, donde la levadura hace su trabajo. “La levadura expulsa alcohol y gas carbónico. O la espuma, como usted quiera llamarle”, dice mientras señala los tanques cónicos. Después vendrán la maduración, la filtración y, por último, el envasado.

Es en este punto donde el tour se vuelve casi hipnótico. “Mi parte favorita es pasar por las líneas de envasado, ver las botellas llenarse una tras otra, pensar que pronto estarán en las mesas de los salvadoreños”, dice Javier. Solo en la línea 4 se llenan hasta 85 mil botellas por hora.

David Orellana, guía industrial de La Constancia, será el encargado de acompañar a los visitantes durante el Tour Cervecero. Con su estilo cercano y conocimiento técnico, guía cada recorrido por las etapas del proceso de producción. Foto: Mediana.

David agrega que la planta opera con cuatro líneas de envasado. La línea uno se encarga de los barriles, con una capacidad de 48 por hora. La línea dos, especializada en latas, llena unas 32,500 por hora. La línea tres embotella las presentaciones grandes (750 ml), hasta 12,500 unidades cada hora. Y la línea cuatro, donde se trabaja con las botellas normales de 330 ml, puede alcanzar una impresionante cifra de 85,000 botellas por hora. “Cada línea tiene su ritmo, pero lo que todas comparten es un estándar de calidad que mantenemos desde hace décadas. Aquí no hay espacio para errores”, explica con mucha seguridad y con todo el conocimiento de cada rincón de la planta. Todo ese esfuerzo, aclara, se somete a un riguroso proceso de pasteurización. “La cerveza no puede salir fría de aquí. Si no, se oxida. De aquí a los puntos de venta tarda entre 19 y 21 días”.

Un vaso de cerveza recién servido en el Bar Lutecia marca el cierre del Tour Cervecero. Aquí, los visitantes pueden degustar su bebida favorita directamente desde los tanques de producción, en uno de los espacios más emblemáticos de la planta. Foto: Mediana.

Cada paso, cada aroma, cada dato es una invitación a mirar de nuevo algo tan cotidiano como una cerveza, pero con otros ojos. El tour, que dura entre 45 minutos y una hora, está disponible los jueves y viernes, a las 9:00 a.m. y a las 3:00 p.m., y por tiempo limitado, no tiene costo. Eso sí, es solo para mayores de 18 años, y es mejor llevar conductor designado. Hay parqueo privado, aunque limitado, y está permitido tomar fotos en los espacios asignados.

Durante este recorrido no solo hay técnica y números, lo que se respira en esta visita es el orgullo. Orgullo por una marca que ha crecido con el país y por un proceso que no solo produce cerveza, sino también identidad. “Queremos que los salvadoreños vivan esta experiencia en nuestra casa, directamente desde los tanques”, dice Carol.

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La Constancia es una de las empresas más emblemáticas de El Salvador, con más de un siglo de historia elaborando cervezas y bebidas que forman parte de la vida cotidiana y las celebraciones del país. Fundada en 1906, ha sido pionera en la industria cervecera nacional y hoy continúa innovando con un compromiso firme hacia la calidad, la sostenibilidad y la conexión con sus consumidores.

Como parte de AB InBev, la compañía cervecera más grande del mundo, La Constancia mantiene un firme compromiso con el desarrollo de El Salvador a través de su cadena de valor. Sus iniciativas están guiadas por una estrategia de desarrollo sostenible que orienta sus operaciones en todos los países donde tiene presencia.

La Constancia trabaja cada día por ser la mejor, impulsada por su propósito de unir a las personas por un mundo mejor. A lo largo de su trayectoria, ha respondido a las necesidades de sus consumidores, ha colaborado estrechamente con sus clientes y ha promovido mejoras en la calidad de vida de las comunidades donde opera. Esta visión les ha permitido construir relaciones sólidas que refuerzan su compromiso de crecimiento con El Salvador, un país al que la empresa se siente profundamente vinculada y orgullosa de pertenecer.

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