Tere Safie abre la nueva tienda de ILA y nos invita a ver de cerca su proceso

La diseñadora salvadoreña Tere Safie presenta la nueva tienda de ILA, su marca de moda hecha en El Salvador. Un lugar donde se cose, se diseña y se celebra la belleza con intención y cuidado.

En medio del murmullo de las invitadas, del eco suave de una canción que parece bailar con la luz y del aroma a madera recién instalada, Tere Safie aparece en su nueva tienda con la sonrisa de alguien que ve materializado un sueño que alguna vez creyó inalcanzable. En ese instante no piensa en los viajes, ni en las pasarelas, ni en los titulares. Piensa en su niña interior. Aquella que imaginaba mundos de belleza. Esa niña, dice Tere, sigue viva en ella. Y fue por ella que todo esto empezó.



ILA, la marca que fundó hace tres años, acaba de abrir su nuevo espacio físico. Una tienda luminosa, cálida, elegante, que parece haber brotado como una flor entre los escombros de lo que alguna vez fue solo una idea. El espacio es un acto de fe en la belleza, una apuesta por la moda hecha desde El Salvador con las manos, los recuerdos y el talento de mujeres salvadoreñas.



"ILA significa luz", dice Tere. "Nuestra meta es ayudar a las mujeres a reconectar con su luz interior". Por eso el espacio tenía que ser claro, abierto, con materiales nobles y atmósferas acogedoras. Un lugar donde se sintiera el cariño, la inspiración, la pertenencia. "Queríamos que cada detalle dijera eso: que sos bienvenida, que este espacio también es tuyo", agrega, mientras camina entre las perchas y las prendas con estampados florales.

Donde empieza la luz
La diseñadora Tere Safie nos abrió las puertas de ILA y compartió los detalles que dan vida a su nuevo espacio creativo. Foto: Mediana

La tienda, diseñada por el estudio salvadoreño Pinaud, ocupa 100 metros cuadrados que se dividen en dos grandes zonas. A un costado, el showroom, donde reposan las colecciones listas para probarse; del otro lado, el taller, el corazón que late tras cada costura. Entre ambas, una pared corrediza de madera permite que la luz cruce sin pedir permiso y que las clientas puedan asomarse al proceso.

Allí, en ese taller, cuatro mujeres trabajan cada día transformando telas en vestidos, hilos en historias. Es un lugar ordenado, lleno de bocetos, muestras de color, impresiones a mano y hasta bolsas con los estampados propios de la marca. "Queremos que todo se vea bien y se sienta bien", dice Tere. "Desde cómo elegimos la tela, el tono, la saturación... todo está pensado para que la experiencia sea coherente con el alma de la marca", apunta.

El alma de ILA está profundamente conectada con la naturaleza. Cada flor, cada rama, cada pétalo que aparece en los estampados fue dibujado a mano en acuarela. "Nos sentimos muy identificadas con la feminidad que habita en la naturaleza", explica. "La delicadeza, la fuerza, la evolución constante. Ser mujer es eso también". En su más reciente colección, llamada Orquídea del Recuerdo, esas flores que parecen resistir el tiempo, se vuelven símbolo de memoria, de raíces, de eternidad. "Esta colección honra a mi linaje materno", dice. "Es un homenaje a las mujeres de mi familia, incluso a las que no conocí, pero que me habitan igual", cuenta Tere.



En cada respuesta de Tere hay una mezcla entre lo espiritual y lo concreto, entre la sensibilidad y la precisión. Su mirada va de lo íntimo a lo estructural con una fluidez natural. No le teme a los detalles, ni a los silencios. Uno de los momentos más difíciles en todo este proceso, fueron los meses de transición y mudanza, cuando tuvo que pausar producción y trabajar en un espacio diminuto mientras la tienda se remodelaba. "Tuvimos miedo", confiesa. "Pero nuestras clientas llegaban a visitarnos al huequito donde estábamos, y eso nos dio más fuerza. Nos hizo querer hacer este lugar aún más bello, más nuestro".

Vestir lo vivido
Cada prenda lleva estampados florales diseñados a mano en acuarela, parte esencial del lenguaje visual de ILA. Foto: Mediana

Esas clientas son parte esencial del universo ILA. Mujeres que viajan, que celebran, que sienten. Mujeres que encuentran en las prendas de Tere un reflejo de sí mismas. Por eso, cada pieza se puede ajustar, personalizar, adaptar al cuerpo y al deseo de quien la elige. “Todo sale de una colección”, aclara, “pero si te gusta un diseño, te lo hacemos a tu medida, en el color y la tela que querás”. Es una forma de habitar el cuerpo con identidad y belleza.



Y también, con responsabilidad. Con la apertura de la tienda llegó una revisión profunda de los procesos, y con ella, una nueva cápsula que reutiliza telas del primer año de la marca. "Fue una conversación muy honesta con nosotras mismas", explica. "Estábamos organizando el nuevo espacio y nos dimos cuenta de cuántas telas teníamos guardadas. Decidimos darles una segunda vida, crear piezas limitadas, exclusivas, conscientes. Es nuestra forma de reducir el desperdicio y honrar lo que ya existe".



ILA no es una marca que copie lo que ve en las revistas de moda. Es una marca que se nutre de la vida real. “Mis colecciones no salen de un moodboard cualquiera”, aclara Tere. “Salen de lo que vivo: una canción que escuché en un viaje, un sueño, una conversación, una celebración. Todo eso se transforma después en una prenda”. Y por eso, insiste, su ropa no está hecha para quedarse guardada en un clóset. Está hecha para ser vivida.

El arreglo floral en el centro de la tienda, hecho con flores silvestres y espontáneas, refleja la sensibilidad natural que inspira a la marca. Foto: Mediana


Este nuevo espacio es también una plataforma desde la que Tere mira al mundo. Ya ha presentado en Nueva York, pero sueña con Europa, con París, con Suramérica. Quiere seguir llevando la moda salvadoreña a donde no se espera que exista. "En el New York Fashion Week de 2024 fue impactante", recuerda. "Nadie sabía de dónde era El Salvador, nadie imaginaba que aquí había este nivel de talento. Pero existimos, lo hacemos, y ahora nos pueden encontrar aún más en este nuevo espacio".



En un país donde la moda aún lucha por abrirse espacio, ILA se ha convertido en un punto de referencia. Un ejemplo de lo que se puede hacer con visión, con sensibilidad y con orgullo. “Para mí es un orgullo salvadoreño”, dice Tere. “Porque todo está hecho aquí. Desde las telas hasta los estampados, desde las costuras hasta quienes lo usan. Somos mujeres salvadoreñas creando belleza para otras mujeres salvadoreñas".

Durante la inauguración, la tienda se llenó de voces, miradas y vestidos que celebraban la moda hecha con memoria y cuidado. Foto: Mediana


Cuando alguien entra por primera vez a la tienda, sin saber nada de ILA, sin conocer a Tere Safie, ella solo desea una cosa. Que se vayan sintiéndose más cerca de sí mismas. “Me gustaría que reconectaran con ellas, que aprendieran algo nuevo de sí. Que si venían acostumbradas a solo usar negro, salgan con un vestido estampado. Que se sientan vistas, valoradas, celebradas”.

Quizás ese sea el verdadero lujo. Un vestido que te diga que estás viva, que tu historia importa, que tu luz interior sigue ahí, esperando ser descubierta. Como esas orquídeas que florecen una y otra vez. Como esa niña que imaginaba que algún día vestiría al mundo. Como esta tienda que no es solo una tienda, sino una casa donde el diseño, la identidad y la ternura han encontrado por fin un lugar donde quedarse.

No items found.