Guatemala marca el ritmo de la moda regional en la reciente Moscow Fashion Week

En Moscú, Guatemala no solo mostró el talento de Mariandree Gaitán en pasarela, también llevó a debate la fuerza creativa de la región en el BRICS+ Fashion Summit 2025, consolidando su papel como puente entre la moda centroamericana y los escenarios globales.

El último día de agosto, el Zaryadye Park en Moscú se iluminó con un resplandor distinto. Entre los reflectores, las cámaras y los aplausos, emergió una voz latinoamericana que hace tiempo pide ser escuchada. Hablo de la diseñadora guatemalteca Mariandree Gaitán, quien presentó su más reciente colección en la Semana de la Moda de Moscú. 

Esta vez no se trata solo de vestidos ni de una pasarela más en el calendario de la moda. El show de Gaitán es el símbolo de un país que, con paso firme, busca insertarse en un circuito internacional históricamente reservado para otras geografías.

Los tonos celestes, blancos y negros que dominan en la colección de Gaitán no fueron únicamente una apuesta estética. Hay en ellos una claridad de propósito, un deseo de sofisticación que dialoga con el espíritu cosmopolita de Moscú, pero que también mantiene la raíz creativa guatemalteca. Entre las modelos, apareció Sofía Kih, rostro reconocido, que añadió fuerza y presencia a la propuesta. Cada salida parecía narrar la historia de un país que se asoma, con confianza, al escaparate del mundo.

La alianza que abre puertas
Nando Yax toma la palabra en el BRICS+ Fashion Summit 2025, llevando al escenario global las ideas y retos de la moda guatemalteca. Foto: BRICS+ Fashion Summit.

La participación de Gaitán en Moscú no se dio en solitario. Formó parte de una alianza entre Moscú Fashion Week y Guatemala Fashion Week, un puente que va más allá de la diplomacia cultural. Esta colaboración busca crear oportunidades de negocio, facilitar el intercambio entre diseñadores y, sobre todo, demostrar que la moda no entiende de fronteras cuando se trata de creatividad.

“Nuestra participación en Moscú Fashion Week representa un paso clave en la internacionalización de la marca. No solo abre oportunidades comerciales y colaboraciones estratégicas, sino que también posiciona a Guatemala como un referente creativo en la moda contemporánea”, declaró Gaitán tras el desfile. Sus palabras resuenan con fuerza. La moda centroamericana no quiere quedarse en el margen, sino entrar de lleno en la conversación global.

Guatemala como delegación
Carol Márquez, directora de Guatemala Fashion Week, en medio de las jornadas de la cumbre que reunió a voces de la moda de más de 90 países. Foto: BRICS+ Fashion Summit

Más allá de la pasarela, Guatemala también tuvo presencia en la Cumbre Mundial BRICS+ Fashion Summit, un encuentro que reunió a representantes de más de 90 países. Allí, Carol Márquez, directora general de Guatemala Fashion Week, y Nando Yax, director asociado, hablaron de los casos de éxito de diseñadores guatemaltecos y de la integración del sector artesanal en la moda.

Ese detalle, el sector artesanal, no es menor. En un mundo donde la industria lucha por reconciliarse con la sostenibilidad y lo auténtico, Guatemala mostró un activo único. Un trabajo artesanal que se traduce en identidad, en una propuesta difícil de imitar. “La Cumbre de Moda BRICS+ es un importante foro de debate que ha democratizado la conversación sobre los problemas actuales de la industria, tomando en cuenta voces de países que tradicionalmente no han tenido un canal para expresarse”, compartió Yax. Guatemala llevó a Moscú la certeza de que la creatividad local puede dialogar con los grandes polos de moda del planeta sin perder autenticidad.

“Es una oportunidad para Guatemala, para que el país sea más reconocido en el país de Rusia. Moscú, es un mercado de más de 15 millones de personas, es una gran oportunidad para el producto guatemalteco”, Tony Bono, Primer Secretario de la Embajada de Guatemala en la Federación de Rusia.

Una región que empieza a hacerse visible
La pasarela del nicaragüense Joseph Mendoza abrió con fuerza las actividades en Moscú, mostrando la potencia creativa de Centroamérica. Foto: Moscú Fashion Week.

La narrativa guatemalteca en Moscú no estuvo sola. El evento evidenció una presencia latinoamericana cada vez más fuerte en escenarios internacionales. Países como El Salvador, Panamá, Ecuador, Paraguay y Brasil se hicieron notar, aportando nombres y propuestas que recuerdan que América Latina es una cantera inagotable de ideas.

Brasil, con su potencia creativa y su experiencia consolidada, llegó con peso propio. Olivia Merquior y Henri Moi de Brazil Immersive Fashion Week, Paulo Borges de São Paulo Fashion Week y la marca Artemisi, que desfiló durante la segunda jornada de Moscú Fashion Week. Nicaragua, por su parte, llevó al diseñador Joseph Mendoza, quien inauguró las pasarelas con una propuesta que abrió conversaciones. Panamá, El Salvador y Paraguay también sumaron voces que completaron el mapa de la diversidad creativa latinoamericana.

Ese bloque de países en Moscú no apareció como una coincidencia, sino como el reflejo de un interés mundial creciente hacia lo que América Latina puede ofrecer. Narrativas frescas, técnicas que combinan tradición y modernidad, y un compromiso con contar historias propias.

El desafío de ser vistos
Carol Márquez y Nando Yax en diálogo con las delegaciones internacionales durante la cumbre, tejiendo puentes entre Guatemala y la moda global. Foto: BRICS+ Fashion Summit.

Aun así, la presencia latinoamericana en la moda global todavía enfrenta un desafío central. Ser tomada en serio como un bloque, no solo como individualidades que logran brillar por separado. La delegación guatemalteca fue contundente, pero ¿cuánto más fuerte habría sido si Centroamérica llegara unida, con una narrativa compartida, con una voz colectiva que potenciara sus particularidades?

Hoy, cada país avanza con esfuerzos aislados. Guatemala logra alianzas con Moscú, Nicaragua abre pasarelas, Brasil impone su experiencia, Panamá aporta plataformas. Pero la fuerza de un bloque regional todavía se encuentra en construcción, casi en el terreno de la utopía.

“Cada escenario internacional al que llegamos representa no solo a la moda guatemalteca, sino también a nuestra cultura y creatividad, que son reconocidas cada vez más en el mundo”, Carol Marquez, Directora General de Guatemala Fashion Week. 

Como periodista y observador cercano de la moda regional, no puedo evitar pensar que Centroamérica sigue dando pasos tímidos para reconocerse como bloque creativo. La moda, más que ninguna otra industria, necesita historias para sostenerse; y nuestra historia como región está llena de contradicciones, de belleza, de resiliencia, de talento. La presencia de Guatemala en Moscú es un triunfo que debe celebrarse, pero también una invitación a preguntarnos: ¿qué pasaría si habláramos como región en escenarios como este? ¿Si en lugar de llegar cada país por separado, nos atreviéramos a presentarnos como Centroamérica?

El mundo mira hacia América Latina con curiosidad. Pero esa curiosidad puede desvanecerse si no encuentra una narrativa cohesionada. En un mercado global saturado de propuestas, la diferencia no siempre está en el diseño, aunque sea brillante, sino en la fuerza de contar una historia colectiva. Por ahora, la historia que contamos sigue siendo la de esfuerzos dispersos. Guatemala se abre camino con Mariandree Gaitán y su equipo. Nicaragua apuesta por Joseph Mendoza. Brasil refuerza su liderazgo. Panamá y El Salvador mantienen presencia. Todos suman, sí, pero aún falta el coro.

El futuro que se abre
La diseñadora guatemalteca Mariandrée Gaitán presentó una colección luminosa y sofisticada en Moscú, consolidando la proyección internacional de su marca. Foto: Moscú Fashion Week.

Lo que ocurrió en Moscú nos deja claro que la moda centroamericana está lista para salir al mundo. Tiene talento, tiene identidad, tiene propuestas frescas que pueden dialogar con cualquier capital de la moda. El reto está en construir puentes entre nosotros mismos antes de tenderlos hacia otros continentes. La moda es, al final, una narrativa. Y si Centroamérica logra narrarse a sí misma como un bloque diverso pero unido, el eco de esa historia podría resonar mucho más allá de nuestras fronteras.

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