Guillermo Del Toro revive a Frankenstein para recordarnos por qué duele existir

Del Toro reimagina el clásico con una puesta visual monumental, actuaciones precisas y una sensibilidad existencial que desplaza el miedo hacia la reflexión.

Aclaremos algo. Frankenstein fue publicada por Mary Shelley en 1818. Poco más de 200 años desde que su contenido es de dominio público; desde cortometrajes, largometrajes, mini series y series de televisión. Hemos tenido más adaptaciones cinematográficas de esta novela que órganos tiene el cuerpo humano. Aclarado eso, si toman como spoilers todo lo que se diga en este artículo, y hasta en redes sociales, sobre la trama de esta película de Del Toro, creo que llegaron con un elegante retraso de dos siglos.

Cuando escuchamos a Guillermo del Toro pensamos automáticamente en El Laberinto del Fauno, la película con la que muchos lo conocieron. En mi caso, como todo fan del terror, El Espinazo del Diablo fue la obra con la que conocí a este virtuoso director.  Y por fin, después de varios años, lustros y décadas de espera, trajo a la vida su versión de Frankenstein. Y vaya que se nota el amor y el compromiso con el que se hizo esta película.

Un cuerpo imposible, soldado con dolor, memoria y silencio. Elordi encarna a una criatura que busca amor antes que venganza. Foto: Netflix

Esta adaptación recuerda un poco a lo que hizo Coppola con su versión cinematográfica del personaje de Dracula en Bram Stoker’s Dracula, partiendo del material original pero tomando licencias creativas. No es fiel al libro, lo cual es acertado, pues seamos francos, ¿necesitábamos otra adaptación que nos muestre lo mismo que ya se ha hecho antes? No. 

En esta versión Del Toro se enfoca  en la parte más filosófica de la historia, a través de diálogos poéticos y un tono romántico. Temas como qué es el yo y el ser humano se cuestionan a la vez que se muestran las consecuencias de querer jugar a ser Dios y la responsabilidad que implica ser Dios. 

A diferencia de otras obras de este director, aquí no estamos ante una mezcla de fantasía con lo político. Estamos ante una fantasía gótica con destellos de terror, drama, y un poco de gore, que solo un narrador visual como Del Toro podía plasmar en pantalla. Y como toda gran obra, se sostiene también de un gran elenco.

Entre la ternura y la tragedia, Goth sostiene el puente emocional de la historia, recordando que el amor también puede ser un riesgo. Foto: Netflix

En las actuaciones, tenemos como protagonistas a Oscar Isaac como el doctor Victor Frankenstein, Jacob Elordi como “La Criatura” y Mia Goth como Elizabeth Harlander, interés amoroso de Creación y Creador. Christoph Waltz también forma parte de este interesante elenco, pero con una participación secundaria. 

Isaac hace un gran trabajo, un poco sobre actuado en algunas escenas, solicitud de Del Toro, asumo, pero nada que opaque al personaje de Frankenstein. Waltz es siempre una apuesta segura, pues papel que le dan, papel que desempeña de forma competente. No me cansaré de decir que Mia Goth es de las actrices más inflavaloradas y ninguneadas de los últimos años, y en esta ocasión, donde su personaje tiene el rol de humanizar a la criatura, deseo ver nominaciones importantes para ella en la temporada de premios. Y dejando lo mejor para el final, Jacob Elordi, de quien estoy seguro, veremos nominaciones por su interpretación perfecta de este ser imperfecto en busca de conexión. 

Una mesa, un sueño prohibido y la delirante convicción de un hombre dispuesto a cruzar el límite entre crear y profanar. Foto: Netflix

Mucho se habló en su momento cuando Andrew Garfield (actor consagrado) abandonó el proyecto  y su rol fue tomado por Elordi (actor en ascenso pero sin el cartel de Garfield). Pues les digo que el debate quedará solo como una anécdota. La capacidad que muestra Elordi, con todo ese maquillaje y prostéticos encima, para representar todos los matices de esta criatura es de aplaudir. Y es que está tan bien interpretado que no resulta complicado conectar con este personaje. ¿Quién no ha sentido miedo a  la soledad? ¿Miedo al rechazo? ¿Miedo a no encajar? ¿Miedo a no ser amado?. Una gran actuación, aunque debo decir que me parece curiosa la forma de presentar a este personaje como si de un superhéroe se tratara, con esa fuerza sobrehumana y capacidades regenerativas.

A nivel estético y visual, la película es hermosa. El diseño de producción, fotografía y vestuario son un Oscar seguro. De hecho, me atrevo a decir que estará nominada en todas las categorías técnicas de las premiaciones. Y sí, seguramente estará nominada a Mejor Película y, por ende, a Mejor Director, pero no, en mi opinión no ganará ninguna de esas dos estatuillas. 

Victor y su creación. Dos miradas enfrentadas: el deseo de demostrar contra el deseo de pertenecer; padre e hijo sin pacto ni destino claro. Foto: Netflix

¿Es una obra maestra como todo el mundo está diciendo? No. De hecho, creo que no es la mejor película de Del Toro. Con esto no digo que la película sea mala. Lo que digo es que, de todos sus grandes trabajos, este no es el mejor, pero no por eso es una mala película. Es una pena que en este lado del mundo tengamos que verla desde nuestras casas, y nos quiten el privilegio de poder apreciar en pantalla grande todo ese diseño de producción, fotografía, vestuario, sets, locaciones, maquillaje y banda sonora. El tercer mundo duele, y duele muy feo.

Por último, quiero destacar cómo esta adaptación nos invita a reflexionar que, muchas veces, así como Frankenstein, queremos demostrar que podemos hacer algo, pero nunca nos preguntamos si deberíamos hacer eso que tanto queremos demostrar. Queremos crear, pero si no nos gusta lo que creamos, simplemente lo abandonamos y lo dejamos a su suerte. Y que como esta criatura, no pedimos venir a este mundo, pero igual, aquí estamos, escribiendo un artículo sobre los planteamientos existencialistas que me dejó este ser que, de cariño, diré que es un LEGO de carne y hueso.

El elenco principal. Un reparto que entiende el lenguaje de Del Toro: belleza oscura, humanidad rota y personajes que respiran más allá del guion. Foto: Netflix

Y como siempre lo hago, les voy a dejar una recomendación. Bueno, en esta ocasión serán dos. La primera, si quieren ver una de las adaptaciones más fieles de esta novela, les recomiendo Frankenstein, de 2004, miniserie de dos capítulos producida por Hallmark. Y la segunda, por si quieren ver más cine de Guillermo del Toro, vean Pinocchio, película animada de 2022 que la encuentran en el catálogo de Netflix. No le hagan mala cara solo por ser animada. Citando las palabras de un gran director mexicano mientras sostenía un Oscar en su mano: “la animación es cine, y realmente es una madura, expresiva, hermosa y compleja forma de arte”.

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