Cómo Salvisoul, el libro de recetas salvadoreñas, puso a Karla Vásquez en el mapa internacional

Karla Tatiana Vásquez, nacida en Apopa y criada en Estados Unidos, logró poner la cocina salvadoreña en el mapa internacional con Salvisoul. Descubre cómo este libro se convirtió en un homenaje a su comunidad, su herencia y a las mujeres que la inspiraron a crear.

Es sábado al mediodía cuando Karla y yo nos conectamos para platicar, después de meses de mantener solo interacciones breves vía Instagram. Conversamos un rato sobre amistades en común en Los Ángeles. Mientras tanto, observo la escena detrás de ella. Veo algunos libros apilados y una pizarra que parece algún sistema de organización, un vistazo a la mente tan diversa y activa de Karla.

Para este punto ya había pasado más de un año desde la publicación de Salvisoul, un libro de recetas salvadoreñas escrito por Karla Tatiana Vásquez, nacida en Apopa en 1987. Siendo bebé se mudó a Estados Unidos y no volvió al país hasta los 17 años. Estudió periodismo, pero al preguntarle con qué etiqueta se identifica más, escritora o cocinera, se detiene unos segundos antes de responder: “depende de la percepción de la gente, food writer o food journalist”.

Karla Tatiana Vásquez ha convertido la cocina salvadoreña en un puente entre raíces y futuro. Foto: Ren Fuller.

Al hojear el libro, la documentación se muestra como un factor cuidadosamente estructurado, como si se tratara de seguir paso a paso la receta de la salsa de los panes con pollo navideño. Cada detalle está meticulosamente calculado y cada etapa lleva su tiempo, sin apresurar nada, todo para lograr un resultado intenso que se cuela en todos los sentidos.

Los textos en Salvisoul tienen la destreza bien cultivada de Karla, quien además de tener influencias culturales salvadoreñas por su familia, estudios y comunidad, también están bien fundamentados por los más de diez años que le llevó armarlo. De esto tiene el recuerdo de haberlo comenzado por Mama Luci y su influencia en la cocina.

Así se construyó Salvisoul
Mujeres en un mercado salvadoreño, entre frutas y verduras frescas, evocan el pulso cotidiano que inspira las páginas de Salvisoul. Foto: Mónica Torrento.

Remontándonos al inicio, fue específicamente en septiembre de 2015 cuando Karla comenzó de manera oficial la labor de construir Salvisoul. Quizás la mayor chispa que prendió este deseo fue Mama Luci, su abuela, a quien le comentó su inquietud de escribir un libro de cocina salvadoreña, a lo que ella, cuenta Karla, contestó “Karla te entiendo se trata sobre el legado de la mujer salvadoreña”. 

El libro tardó diez años en salir a la luz desde su concepción hasta su publicación y enfrentó varios desafíos. Se encuentran antecedentes con el libro de cocina de Alicia Maher “Delicious El Salvador”, y fue la misma Alicia quien le planteó lo complicado que es alcanzar un contrato con una editorial. Por lo que proyectos como el de ella optan por la autopublicación. 

Pero esta vía aunque autónoma, implica riesgos. También recuerda que hubo detractores, como un compatriota que le dijo puntualmente “Karla no pierdas tu tiempo”. Y por si esto no fuera poco, la batalla que significa ser latinx en Estados Unidos, en este caso en el mundo editorial, se suma al escenario más desalentador para cualquiera que pretenda adentrarse en ello. 

La portada de Salvisoul revela el corazón del proyecto: un homenaje a la memoria, la herencia y la cocina salvadoreña. Foto: Cortesía de la autora.

Para lograrlo, Karla sabía que hay una serie de pasos que si bien no garantizan un contrato, pueden acercar la posibilidad de lograrlo. El primero sería encontrar un agente. En un comienzo estaba segura sobre querer una agente latina, pero por más que buscó encontrar a su aliada se volvía más y más difícil, ya sea por factores como la escasez de agentes disponibles, diferencias en objetivos, entre otros. En esa falta de opciones, apareció Adriana, la agente y amiga que la llevaría a publicar este sueño. 

Uno de los momentos más memorables sobre la complicidad de Adriana, fue cuando le propusieron buscar un “recipe developer” (o desarrollador de recetas, se trata de una persona que se encarga de proponer y crear recetas), para tener coautoría del libro y así probablemente a través de una cara conocida, tener mayor difusión. Esto fue algo no negociable para Karla y su agente. “Nadie me había tomado tan en serio como Adriana”, cuenta Karla. Y es que estar a puertas de firmar con esta condición podría ser tentador, pero no lo fue para ellas, tenían sus objetivos como equipo bien claros, e iban por ello.  

Finalmente se logró, y en junio de 2024 se publicó The SalviSoul Cookbook por Karla Tatiana Vásquez, con Ten Speed ​​Press, un sello de Penguin Random House

La fuente de la inspiración 
Pescadores se adentran en el mar abierto, recordando los orígenes humildes y la fuerza colectiva detrás de la cocina de un país. Foto: Mónica Torrento.

Se sabe que una mente creativa suele absorber estímulos de diversas fuentes, y la de Karla se alimenta de libros, estética, cocina diversa, amistad y comunidad. Es bastante notoria esta integración de influencias cuando vemos sus redes, website, y el libro en sí. Todo explota en colores y formas, pero armoniza magistralmente. El libro como la comida, entra por los ojos.

Para conocer más sobre sus bases creativas, le pregunté por sus lecturas actuales, algo que personalmente me apasiona saber, las cuales son Eva Luna de Isabel Allende, Butter de Asako Yuzuki y Monstrilio de Gerardo Sámano Córdova. Ama leer, como yo, y tiene en mente consumir literatura salvadoreña, y hacer un club de lectura. 

En cuanto a sabores, comenta que la cocina cantonesa le enseñó a apreciar lo ácido como un gusto digno de ser comprendido. Esa experiencia también le abrió la mirada para entender que nuestra perspectiva no es la única y que los sabores amargos tienen un papel fundamental. Es en este punto cuando la pacaya y la flor de izote se convierten en emblemas de este pensamiento dentro de la cocina salvadoreña, “la flor de izote is kinda cool si le quitas lo de enmedio”, dice entre risas Karla.

Y, por último, aunque no menos importante, en este pequeño vistazo a la mente de Karla aparece la comunidad. Sobresalen nombres como Marcella Argüello, primera comediante salvadoreña con un especial en HBO; los chefs Aqua de A Manos y Anthony Salguero de Popoca; Gardenia Rosales de Cipota Coffee; y, por supuesto, Mama Luci, solo por mencionar algunos. Todos ellos, salvadoreños.

Los James Beard Foundation Award
El pavo en salsa criolla, plato típico de la Navidad salvadoreña, lleva consigo historias de celebración, familia y tradición. Foto: Ren Fuller.

Si publicar un libro y, además, lograr éxito en ventas ya eran metas desafiantes, obtener una nominación resultaba impensable. Sin embargo, unos meses después de la publicación, Karla fue nominada a los premios de la Fundación James Beard, considerados los Óscar de la gastronomía y el máximo reconocimiento en la industria alimentaria de Estados Unidos, en la categoría de Libros Internacionales.

Las posibilidades de hacerse un lugar en un escenario tan rico y diverso como el angelino deberían otorgar un verdadero sentido de pertenencia en las grandes ligas. Karla, consciente de ello, e impresionada aún, se sabe triunfadora junto con el gran equipo de mujeres que la sostuvieron en la construcción de Salvisoul. “Las mujeres salvadoreñas me trajeron a este momento y me llevaron hasta el final”, confiesa. Ahí está la omnipresente Mama Luci y, con ella, todas las mujeres que preservaron las recetas salvadoreñas, como afirma en la portada de su libro; también Mónica Torrento, con sus fotografías documentales; Geraldine García, que la vistió para la ocasión; y Maya Salomé, la amiga que la alentó y colaboró con los toques finales para la gala.

“A las salvadoreñas no nos dan premios, no hay nada más salvadoreño que eso”, Maya Salomé, amiga de Karla.

No se llevó el premio de la Fundación, algo que naturalmente desanima a cualquiera. Pero fue entonces cuando su familia y su comunidad se convirtieron en un muro de contención y cariño. Al regresar, la esperaban con una fiesta preparada: aunque decepcionada por no llevar la presea a casa, todos celebraban la victoria de haber sido reconocida en un escenario de tal magnitud. Recuerda las palabras de Maya: “A las salvadoreñas no nos dan premios, no hay nada más salvadoreño que eso”. Volvió entonces a su sentimiento inicial de creación: “yo no hice este libro por esto”, en referencia al estatus o al reconocimiento. Durante la fiesta, su familia le entregó un premio que habían mandado a hacer especialmente para ella y para este triunfo. Meses después de la premiación, asegura: “me siento feliz de no ganarlo, la ganancia es ver mi idea”. Quienes tienen pasión por crear, lo entenderán.

El Salvador y planes a futuro
Quesadillas salvadoreñas recién horneadas, una de las recetas que Karla Tatiana Vásquez rescata en Salvisoul para honrar la memoria culinaria de las familias salvadoreñas. Foto: Ren Fuller.

La mente de Karla está llena de matices e intereses, guiados siempre por la herencia y la comunidad. Antes del libro, veía muy lejano tener amistades en El Salvador; sabe que para crear vínculos hay que convivir, y eso toma tiempo. El anhelo de un “qué sería si”, de haber vivido de este lado, se convirtió en un hilo conductor para Salvisoul.

“Si yo no pongo de mi parte en El Salvador, de repente puedo comenzar a olvidar”, reflexiona Karla. Y quien olvida no habría hecho el esfuerzo titánico de escribir, investigar, dialogar y sentir hasta culminar con la publicación de un libro de esta escala. Su siguiente aventura es crear una marca de condimentos salvadoreños. No hay intenciones de dejar de crear.

Al finalizar nuestra videollamada, me quedó la curiosidad de inventar algo, en mi cocina, con flor de izote o pacaya.

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