Kazu, la startup salvadoreña que quiere transformar el mercado inmobiliario en Centroamérica

Héctor Meza Suay, cofundador de Kazu, cuenta cómo una idea nacida en San Salvador hoy busca impactar a todo el sector inmobiliario latinoamericano. Su app ya conecta a agentes, desarrolladores y compradores en un ecosistema digital único en la región.

En una oficina sin lujos, entre pizarras llenas de diagramas y pantallas que no descansan, Héctor Meza Suay revisa una tabla de leads en su computadora. Los números van y vienen. Un clic abre la ventana de métricas: propiedades activas, costos operativos, ocupación de metros cuadrados. 

La escena parece rutinaria, pero detrás de cada dato hay un propósito más grande. Cambiar la manera en que se entienden y se viven los bienes raíces en Centroamérica. “Lo que siempre quisimos fue ordenar el rubro”, dice Héctor, con una calma que revela una certeza guardada por años.

La historia de Kazu empezó en 2021. Él y su socio, Ricardo, se habían pasado meses pensando en qué emprender. Venían de mundos distintos, pero coincidían en un punto. La tecnología sería el vehículo. En un mapa mental aparecieron fintech, logística, salud. En cada campo encontraron un océano lleno de competidores. Hasta que se detuvieron en los bienes raíces. Un terreno enorme, desordenado y, sobre todo, sin una propuesta tecnológica clara en la región.

“Nos dimos cuenta de que en Centroamérica nadie estaba haciendo nada en serio con inmuebles. Y no era un sector menor. Había gente invirtiendo, familias comprando, agentes intentando sobrevivir, pero sin herramientas reales. Vimos ahí una oportunidad”, recuerda.

El salto desde la tecnología

Antes de lanzarse, Héctor había pasado cinco años en desarrollo de software. Conocía de cerca el ecosistema de startups y había aprendido a admirar a los fundadores que se atrevían a armar algo propio. “Yo veía los proyectos de otros y decía: quiero estar ahí, quiero empezar lo mío”.

Ese deseo encontró en los bienes raíces un campo fértil. Pero para ordenar un sector primero había que entenderlo desde adentro. Kazu nació como un marketplace sencillo. Una plataforma donde se subían propiedades y se cobraba una comisión por cada transacción. Fue un primer paso para aprender cómo funcionaban las dinámicas reales. La relación con los desarrolladores, la competencia entre agentes, la desconfianza de los usuarios.

“Queríamos ordenar el sector inmobiliario, pero no podíamos hacerlo desde afuera, sin mancharnos las manos”, dice Héctor.

El corazón de Kazu
Vista del sitio web de Kazu, la plataforma salvadoreña que busca ordenar el mercado inmobiliario regional. Foto: Mediana

La conclusión llegó pronto. El motor de los bienes raíces no son las empresas, ni siquiera los grandes desarrolladores, sino los agentes. Los que día a día muestran casas, negocian, cierran tratos. Ellos eran la pieza olvidada.

Así nació el CRM de Kazu, un sistema diseñado para los agentes inmobiliarios. Allí pueden registrar cada negociación, dar seguimiento a clientes, llevar el inventario de propiedades y las comisiones pendientes. No más fotos desordenadas en un celular ni notas en libretas improvisadas.

Del otro lado, los desarrolladores también tienen su propia plataforma. Un tablero para medir qué unidades están vendidas, cuáles siguen disponibles y cómo avanza el flujo de pagos.

El tercer actor es el usuario final, quien puede guardar propiedades favoritas y recibir notificaciones si un precio cambia. “No queríamos que nadie se quedara afuera. Si el ecosistema entero está conectado, la experiencia mejora para todos”, explica Héctor.

El primer MLS de la región

En el fondo, Kazu persigue una idea que ya se probó hace un siglo en Estados Unidos. El Multiple Listing Service (MLS). Se trata de un sistema de colaboración en el que los agentes comparten información de propiedades y transacciones. En lugar de guardar los datos como secretos, los ponen en común para que todos tengan más oportunidades. “El MLS existió en papel, pero nunca se consolidó en la región. Nosotros impulsamos el primero en Centroamérica. Es una forma de pasar del caos al orden”, dice Héctor.

Durante 2023 y 2024, cerca del 70% de los usuarios de Kazu eran salvadoreños en la diáspora. “Los hermanos lejanos”, como los llama Héctor. Gente que desde Estados Unidos o Canadá buscaba invertir en su país. Pero en 2025 el panorama comenzó a equilibrarse. Hoy, cada vez más salvadoreños dentro del territorio usan la plataforma. Esa mezcla, cree, es parte de lo que hace valiosa la propuesta: acercar realidades que parecían desconectadas.

No una inmobiliaria más
El CRM propio para agentes inmobiliarios, es una de las apuestas clave de Kazu para transformar el secror inmobiliario de la región. Foto: Mediana

Kazu no compite con las agencias tradicionales. Al contrario, las potencia. “Nosotros no captamos propiedades, sino que generamos oportunidades de negocio para los agentes. Es como trabajar para ellos”, resume Héctor.

Esa visión ha sido clave para distinguirse de las decenas de empresas que intentan digitalizar el rubro. “En otras partes hay soluciones fragmentadas: un software para esto, otro para aquello. Nosotros queremos que todo pase en un solo lugar”.

El reto de emprender en El Salvador

La historia de Kazu también refleja las dificultades de emprender en un país pequeño. Los fondos internacionales, reconoce Héctor, suelen mirar con desconfianza a Centroamérica. “Nos ven chicos. Y en comparación con Sudamérica, seguimos siendo un mercado reducido”.

Aun así, destaca que la percepción local ha cambiado. Lo que antes era escepticismo frente a las startups, hoy empieza a transformarse en interés real. Parte del crédito se lo da a iniciativas como Impact Hub, que les ha abierto puertas con inversionistas, usuarios y capacitaciones.

Para consolidar un ecosistema emprendedor, Héctor cree que no basta con fondos. “Hace falta reconocimiento. Que la gente de verdad vea que hay valor en lo que se desarrolla acá. Ya tuvimos casos de éxito como país, no veo por qué no podemos ser un hub de tecnología en Centroamérica”.

La expansión hacia el sur

Con oficinas en Ecuador, Kazu ha empezado a tantear Sudamérica. No ha sido un camino fácil. “No es lo mismo que Centroamérica. Allá cada país es un mundo distinto”, admite. Pero el objetivo está claro: crecer hacia el sur y también hacia el Caribe.

En los próximos años quieren consolidarse como un one stop shop de bienes raíces. Desde la compra de tierra hasta la administración de un proyecto terminado, pasando por permisos, diseño y comercialización. Todo en una sola plataforma.

La vida de Héctor como cofundador no está hecha de certezas absolutas. “Todos los días hay un reto nuevo. De la nada todo puede estar color rosa y aparece un problema que hay que resolver”. Esa elasticidad, asegura, es la esencia de una startup.

Lo que lo sostiene es la motivación de construir algo que no existía, de poner orden en un rubro que por años se movió a tientas. “Uno siempre está pivotando. Hoy creemos que el camino es este, mañana que es otro. Pero lo importante es seguir avanzando”.

Una lección para emprendedores
Durante la reciente FuckUp Night organizada por Impact Hub, Héctor compartió los retos y aprendizajes de emprender en El Salvador. Foto: Mediana

A quienes sueñan con emprender en El Salvador, Héctor les deja un consejo: no esperar a que todo esté perfecto para comenzar. “El momento nunca va a llegar. Hay que empezar, aunque sea con lo mínimo. El camino mismo te va mostrando por dónde ir”.

Al terminar la conversación, Héctor vuelve a su pantalla. Revisa una vez más el reporte del mes: ingresos, ocupación, rotación de unidades. No parece el cierre épico de una historia, pero tal vez ahí radica su fuerza. En la disciplina diaria, en el orden que va sustituyendo al desorden.

Porque Kazu no es solo una aplicación. Es un intento por darle coherencia a un mercado que, hasta hace poco, parecía imposible de descifrar. Y aunque la región lo mire como un experimento joven, Héctor Meza Suay lo defiende como lo que es: una manera de demostrar que desde El Salvador también se puede crear tecnología capaz de transformar industrias enteras.

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