Vuelve Mujeres sin filtro, un encuentro para desmontar el mito del éxito perfecto

Patricia López, Xóchitl Palacios y Karla Rivas se reúnen en Mujeres sin Filtro, el evento del Impact Hub San Salvador que desmonta el mito del éxito perfecto.

En el escenario de FuckUp Nights, las luces no alumbran el éxito, sino el camino irregular que lo antecede. En esta edición especial de Mujeres sin Filtro, tres voces se reúnen para hablar sin adornos de lo que significa construir, fallar y volver a empezar. No desde la narrativa del “éxito perfecto”, sino desde la honestidad de quien ha aprendido enmedio de la incertidumbre.

Patricia López, cofundadora y directora de Impact Hub San Salvador; Xóchitl Palacios, fundadora de Portal Emprendedor; y Karla Rivas, directora de comunicaciones en Applaudo Studios, comparten una convicción común, que el liderazgo femenino no nace de la perfección, sino de la vulnerabilidad.

“Muchas veces hemos visto ideas extraordinarias, que uno pensaría que deberían funcionar”, dice Patricia, “pero el mercado local no las adopta; no terminan de trascender porque no hay una cultura para hacerlo”. Su tono es pausado, casi didáctico. Patricia ha visto muchas de estas historias repetirse. En el Impact Hub, las ideas entran y salen como el aire: nacen, mueren y vuelven a nacer. “Las que prosperan”, continúa, “son las que entienden su entorno, las que se adaptan a lo local, las que funcionan. No necesariamente las más grandes, sino las que tienen sentido”, comenta Patricia.

Esa es la primera lección que deja Mujeres sin Filtro. En los negocios, y en la vida, no basta con tener una buena idea. Hay que aprender a escuchar la realidad.

El peso de los errores
Karla Rivas, directora de comunicaciones en Applaudo Studios. Representa la voz del mundo corporativo y digital que apuesta por alianzas, comunidad y liderazgo con propósito. Foto: Mediana.

Desde otra orilla, Xóchitl Palacios observa el mismo fenómeno con una mezcla de lucidez y ternura. En su trabajo con Portal Emprendedor ha visto de cerca los tropiezos de cientos de mujeres que intentan abrirse paso en un país donde el fracaso aún se mira con desconfianza. “Vivimos en una cultura donde el fracaso es algo malo”, dice. “Desde la escuela nos enseñan a no equivocarnos, a temerle al error. Y eso se traslada al mundo del emprendimiento”, apunta Xóchitl.

Su voz, sin embargo, no se detiene en la queja. Habla desde la experiencia: “El fracaso es un proceso, una ruta hacia el éxito. Todo depende de cómo lo afrontes”, confiesa.

Xóchitl sabe de qué habla. Alguna vez perdió un negocio familiar que le costó tiempo, dinero y estabilidad. “La bancarrota fue el momento más desafiante de mi vida. Aprendí que también hay que saber decir ‘hasta aquí’. Aprender a soltar y confiar en que puedes generar otras cosas”. Hubo una pausa antes de su siguiente frase: “Tuve que reprogramarme mental y emocionalmente para volver a emprender”, asegura.

Lo cuenta sin dramatismo. Lo que hay en su relato es una calma nueva, la que llega después del golpe.

La voz del error
Xóchitl Palacios, fundadora de Portal Emprendedor. Defiende la vulnerabilidad como motor del crecimiento y recuerda que aprender a soltar también es una forma de avanzar. Foto: Mediana.

“Si el fracaso tuviera una voz femenina, ¿cómo sonaría?”, les pregunto. Karla responde sin dudar: “No sonaría. Porque hay muchas mujeres que no lo dicen. Se callan. Y creo que ese es el gran problema”.

Karla Rivas lleva años en el mundo corporativo y digital. Habla desde la experiencia. En su camino profesional ha visto cómo los errores se esconden tras informes y métricas. “Para poder hablar de un fracaso se necesita humildad, valentía y convicción de que viene algo nuevo. Pero sobre todo, responsabilidad. Muchas veces, por protegernos o por cuidar la imagen, no lo decimos. No queremos reconocerlo”, confiesa con seguridad.

Su respuesta deja un eco en la sala. Lo que ella señala no es solo una práctica empresarial, sino una costumbre cultural, el miedo a mostrarse vulnerables.

Patricia asiente: “Las mujeres tenemos miedo a que nos vean débiles. Imaginate sumarle ese filtro de haber fracasado”. Lo dice con naturalidad, Patricia ha aprendido a desmontar ese temor en carne propia. “Pero ahí está la definición de vulnerabilidad, poder hablar de lo que te dolió sin maquillarlo”, agrega. 

Fracasar como mujer
Patricia López, cofundadora y directora del Impact Hub San Salvador. Desde su experiencia, impulsa una cultura emprendedora que entiende el error como parte esencial del aprendizaje. Foto: Mediana.

Cuando la conversación se abre a lo colectivo, la pregunta se vuelve inevitable. ¿Es lo mismo fracasar para una mujer que para un hombre?

“Definitivamente no”, responde Xóchitl. “Venimos cargando muchos lastres históricos. Para nosotras, llegar a ciertos escalones ya es difícil. Caer desde ahí requiere una gran resiliencia”. Lo dice sin victimismo, sino como una confirmación. “A veces se nos exige ser perfectas, y eso nos quita libertad para equivocarnos”, puntualiza.

Patricia lo complementa desde su mirada más estructural. “Vivimos en una cultura patriarcal donde se da por hecho que la mujer no va a poder. Entonces, cuando una mujer habla de su fracaso, es como si validara esa premisa. Por eso estos espacios son tan importantes, porque son entre mujeres, sin filtros, sin miedo”, aclara.

Karla, más directa, lo resume así: “Se espera que el hombre tenga éxito. Cuando una mujer triunfa o se levanta después de un fracaso, eso sorprende”. 

Aprender a sostener

Entre todas, aparece una idea que atraviesa la conversación. La necesidad de sostenerse. Sostener el proyecto, la fe, el cuerpo, la comunidad. En palabras de Karla, eso implica aprender a equilibrar la prisa con la paciencia. “Hay una obsesión por crecer rápido. Y está bien querer avanzar, pero sin olvidar los básicos. Si no construís bien desde abajo, vas a tener que retroceder. Como en un juego. Caés en la casilla floja y tenés que volver a empezar”, dice Karla.

Esa metáfora se queda flotando en nuestra conversación. El tablero, los pasos, las casillas. El éxito como una ruta que se camina más de una vez.

Patricia añade otra lección: “Uno de los errores más repetidos es proponer ideas que ya se han intentado, sin investigar por qué no funcionaron antes. Pensar que uno lo puede hacer diferente, cuando no se trata solo de voluntad. No vas a cambiar la cultura de un día para otro”, asegura.

En esa frase, sencilla y certera, se condensa el aprendizaje que estas mujeres llevan años practicando. El cambio no siempre viene de la disrupción, sino de la observación.

La fuerza de las redes

Al final, cuando la charla se relaja, Xóchitl regresa a lo esencial. A la necesidad de tener redes de apoyo. “Entre mujeres, hay más confianza para hablar de estas cosas. Las redes de apoyo son valiosas. Por eso existen espacios como Mujeres sin Filtro, para decir lo que no siempre se dice”. 

De eso se trata este evento, de entender que el fracaso no es un punto final, sino un idioma común. Una manera distinta de nombrar la experiencia, de compartir lo que duele para que otras no tropiecen en el mismo lugar. Aunque la sabiduria popular dice que nadie aprende lecciones en cabeza ajena. 

Mujeres sin Filtro no es un evento sobre el fracaso, sino sobre la honestidad. Sobre el derecho a construir con imperfección. Sobre la posibilidad de mirarse en el error sin vergüenza y descubrir ahí una nueva forma de liderazgo. Una más humana, más consciente, más verdadera.


El encuentro cerrará el próximo 19 de noviembre con la edición especial de FuckUp Nights: Mujeres sin Filtro, organizada por Impact Hub San Salvador. Una invitación abierta a escuchar las voces de Patricia López, Xóchitl Palacios y Karla Rivas, tres mujeres que han aprendido a transformar el error en una herramienta de crecimiento. Las entradas están disponibles en Weris App (valor: $10) e incluyen degustación de bocadillos y bebidas gracias a comercios aliados. La cita es en Applaudo, Plaza San Benito, a las 7:00 p.m.

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