Así fue el Pride 2025 en San Salvador: miles de personas marcharon bajo la lluvia

Ni la tormenta que azotó el centro de San Salvador detuvo a las más de 20 mil personas que asistieron al Pride 2025. Entre música, consignas y cuerpos diversos, la marcha avanzó como un acto de memoria, protesta y esperanza.

Por un momento, San Salvador se volvió color. El gris del concreto y del cielo fue interrumpido por miles de pasos, por capas mojadas, por carteles temblando bajo la tormenta. Banderas extendidas como alas. Sombrillas pintadas como arcoíris. Música, besos, abrazos. Unas 20 mil personas marcharon desde la Plaza Salvador del Mundo hasta el corazón del Centro Histórico, según los organizadores, bajo un aguacero que no logró apagar ni el orgullo ni la rabia.

Desde temprano, la ciudad se dejó tomar por quienes no siempre tienen un espacio. Por quienes cada año vuelven a esta marcha para recordarse que existen, que resisten. A pesar del miedo. A pesar del silencio. A pesar de que aún haya quienes susurran, desde la acera o la oficina, frases como: "¿Orgullo de qué?", "Eso no me representa" o “Ya están aquellos haciendo relajo”.

De derecha a izquierda, las artistas drag y activistas La Gallelo, Luna la Vruja y Midnight Delight posan junto a un grupo de amistades tras culminar la marcha del Orgullo 2025 en la Plaza Barrios de San Salvador. Foto: C.H. Thomas / Mediana.

Pero marchar es también eso. Interrumpir la costumbre. Hacer visible lo que algunos prefieren ignorar. Convertir el cuerpo en un cartel, en una protesta viva. Como lo dijo Jed Sanchez, envuelto en una sombrilla multicolor: “Estamos regresando a tiempos muy conservadores a nivel global. Por eso, ahora más que nunca, hay que salir. Ser visibles. Exigir lo que aún no tenemos”.

Los primeros registros indican que la marcha del Orgullo en El Salvador se realiza desde 1997. Es fiesta y memoria. Es grito político y abrazo colectivo. Este año, la lluvia acompañó el recorrido, pero no impidió que decenas de carrozas, tambores, atuendos, maquillaje y cuerpos diversos llenaran de vida la ciudad. Porque, aunque la consigna sea color, la denuncia también marcha.

Envuelta en una bandera arcoíris, una joven permanece en pie luego del aguacero que cubrió el centro de San Salvador. Su gesto es testimonio de una resistencia que no se rinde, ni siquiera bajo la lluvia. Foto: C.H. Thomas / Mediana.

“Defender derechos humanos es de nuevo una causa perseguida”, decía el comunicado leído por miembros de la Federación Salvadoreña LGBTI. Ahora eso no es solo una metáfora. En un país donde activistas han sido amenazades, detenides o silenciades, salir a la calle implica un riesgo real. Por eso, cada paso que se dio esa tarde fue también un acto de valentía.

Valentina, Reina Pride 2025, viajó desde San Miguel. “Vengo porque me motiva seguir luchando. Porque merecemos respeto, voz y voto. Porque somos parte de El Salvador”, dijo, con una corona que resistía el viento.

Esta pareja de chicos caminó abrazada por las calles de San Salvador durante la marcha del orgullo. Su presencia celebra el amor y la libertad de mostrarse tal cual son. Foto: C.H. Thomas / Mediana.

El miedo también se coló en la marcha. No como enemigo, sino como advertencia. Lo trajo Melinda Flores, que asistía por primera vez. “Sentí la necesidad de venir por todas las vulneraciones que estamos viviendo. Marchamos porque compartimos los mismos dolores”, confesó. Lo trajo también Gabriela Murillo, que aunque ya había marchado antes, esta vez sintió más angustia: “Me siento expuesta, pero feliz. Es valiente venir, y gritar por quienes no pueden”.

A las 4:40 de la tarde, la marea de colores irrumpió la cotidianidad del Centro Histórico bajo una lluvia que azotaba con fuerza. La Plaza Gerardo Barrios se convirtió en el último escenario del día. No hubo acto de cierre ni tarima, pero tampoco hizo falta. La música, los cantos y los cuerpos que resistían bajo las sombrillas fueron suficiente declaración. “Este lugar ha sido testigo de muchas luchas, y hoy también lo es”, dijo Fernando Mena, al final del recorrido.

Ni el aguacero ni el frío impidieron que estas chicas llegaran al centro para sumarse a la marcha del Orgullo 2025. La alegría, los abrazos y las consignas se abrieron paso entre los charcos. Foto: C.H. Thomas / Mediana.

Néstor Martinéz, entre amistades y risas mojadas, recordó que esta marcha no siempre fue celebración: “Mucha gente perdió la vida por asistir. Hoy estamos un poco más libres gracias a ellas. Por eso no podemos parar”.

Y mientras la noche caía y las últimas personas se alejaban de la plaza, Luna la Vruja, activista y artista drag, fue contundente: “Todavía no tenemos un sistema de salud digno. Todavía no tenemos nombre, ni género, ni igualdad. Por eso la marcha debe seguir”.

La Marcha del Orgullo no es un desfile de disfraces. Es una respuesta. Una forma de decir que existimos. Que somos más de lo que dicen los prejuicios. Que no basta un día de arcoíris para borrar años de exclusión. Por eso, aunque llueva, aunque duela, aunque incomode, seguiremos marchando.

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